Una cánula muy fina, de 1 mm de ancho, es empujada a través de una pequeña incisión en la piel; posteriormente se introduce una sonda láser en la cánula y la luz láser rompe de forma selectiva las células grasas, transformándolas en una sustancia aceitosa que es absorbida y eliminada por el cuerpo durante las siguientes semanas.
Generalmente, no se absorbe la grasa del cuerpo, lo cual ayuda a evitar el daño a los vasos sanguíneos y terminaciones nerviosas, tan a menudo asociados con la liposucción, sin embargo, algunos pacientes piden a su cirujano realizar la absorción de la grasa en el momento de la lipólisis láser, para obtener resultados con mayor rapidez.